Me gusta despertar e imaginar que mi móvil suena, mirarlo y ver que eres tú, temblar al cogerlo, descolgar, que me hables y lo primero que digas sea "estoy en Madrid".
Me vestiría rapidamente y correría hacia el Metro, allí sacar un billete con la sonrisa más grande del mundo y coger el tren con dirección Valdecarros hasta la estación de Atocha, al fin el tren que me lleva hasta ti. Donde me estarías esperando tú. Me pellizcaría mil veces para comprobar que no estoy en un sueño.
Puede que al verte el mundo se pare, que todas las personas que están a mi alrededor dejen de existir para mi; puede que solo me apetezca correr y abrazarte; o simplemente gritar tu nombre sabiendo que me vas a escuchar, sabiendo que estás en la misma ciudad que yo y que por fin podré tenerte; puede que mis lágrimas de alegría necesiten presentarse a ti, estaré tan feliz que no sé si sabré reaccionar.
Puestas a pensar que todo esto tan solo es un sueño tonto, no quiero imaginar cómo será el momento en el que por fin me pegue a ti como una lapa.
Esperaré ese momento tanto como te espero a ti, sin límites, sin medidas, sin fechas, siempre.
Después de imaginar todo esto... puedo pensar que hoy es un día menos que tengo que esperarte.
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